Los estudios científicos son uno de los procesos diseñados por la humanidad para construir el conocimiento . Las aportaciones de equipos de investigación y expertas, que trabajan de manera independiente, van mejorando el conocimiento que tenemos de lo que nos rodea. Esos conocimientos se comparten al publicar estudios científicos. No es un proceso perfecto ni inmutable , tiene debilidades y problemas y no es ajeno al contexto de una sociedad, pero si se hace bien, este conocimiento puede construirse de manera rigurosa, clara, precisa y verificable.
Así, las publicaciones científicas son la manera que tenemos de compartir este conocimiento con el resto de humanos. Por lo tanto, entender cómo funciona una publicación científica , qué tipos hay, en qué fijarnos para saber qué es lo que se estudia y cuáles son las conclusiones alcanzadas ayuda a que no nos la cuelen con desinformación vestida de ciencia.
Todos nos hemos encontrado con una noticia que comenzaba así: “Según un estudio de la [insertar institución académica]”. Muy bien, bravo por esa institución, ¿pero qué tipo de estudio es? ¿Un artículo? ¿Una revisión? ¿Un comentario? ¿Un ensayo clínico? ¿Un editorial?
Hay muchos tipos de publicaciones científicas. Cada una tiene un propósito determinado y hace una aportación concreta al conocimiento científico. A su vez, cada tipo de publicación tiene que leerse (y entenderse) de manera diferente y no todas ‘construyen’ conocimiento de igual forma. Para ayudar en esto último, presentamos la pirámide de la evidencia científica.
Esta pirámide es un esquema que jerarquiza los tipos de publicaciones por su capacidad de hacer más ‘sólida’ la construcción de este conocimiento (esto es, la evidencia científica): cuanto más arriba esté el tipo de estudio en esta pirámide, se puede considerar que es más sólido, riguroso, está expuesto a menos sesgos o fallos metodológicos y, por tanto, la información que contiene es más confiable .
En este hilo de Alberto Nájera , profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha y vocal del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) , compara cómo se jerarquiza la evidencia en un área de conocimiento concreto (seguridad de las radiaciones) y cómo se intenta colar la pseudociencia como conocimiento científico válido.
En estas pirámides nos podemos encontrar muchos tipos de publicaciones científicas. Para no perdernos, explicamos algunos de ellos y exponemos ejemplos:
Cuando nos enfrentamos a un trabajo científico —por ejemplo, cuando los compañeros de Maldita Ciencia lo indican con un enlace—, se nos presentan varios elementos comunes: el título del trabajo, la autoría y las instituciones a las que pertenecen, el resumen (o abstract , en inglés) e información adicional como palabras clave, fecha de publicación o todos los pasos que ha dado antes de ser público ante la comunidad científica.
En la siguiente imagen indicamos dónde suele estar cada elemento cuando un trabajo científico se publica en PDF. Usamos, como ejemplo, esta revisión de estudios sobre la efectividad de vacunas con metodología caso-control , publicada en la revista Vaccine.
Es importante identificar el tipo de trabajo científico al que nos enfrentamos para conocer a qué nivel de evidencia se encuentra. En este caso se trata de una revisión porque nos lo indica justo arriba del título (el recuadro amarillo). En el resumen (marcado con rojo) se indica qué es lo que han hecho en esta publicación y cuáles son las conclusiones alcanzadas. En un punto de este resumen explican que “en 2012, un grupo de expertos se reunió para revisar experiencias recientes con estudios de caso-control que evalúan la efectividad de vacunas; nosotros resumimos las recomendaciones de ese grupo [...]”.
Con esto podemos concluir que es una revisión no-sistemática (también llamada revisión narrativa , que valora la calidad contando con el conocimiento de los autores sin hacer una selección sistemática de literatura) de vacunas.
En este segundo ejemplo, vemos que en el tipo de estudio se indica que es un “ensayo aleatorizado controlado ”. El resumen se divide en objetivo, metodología, resultados y conclusiones, donde se explica en qué consiste el ensayo DIANA-5: un ensayo para medir la efectividad de la dieta Mediterránea y actividad física moderada en la reducción del cáncer de mama.
Sin embargo, habrá casos en los que el trabajo científico no indicará qué tipo de evidencia es o únicamente aparece un escueto “article” o “study”. En esos casos, habrá que echar mano a la información contenida en el resumen. Lo ilustramos con el siguiente estudio de la valoración de docentes de Física sobre el currículum que imparten .
En este caso, en el resumen del trabajo se indica que el objetivo es “determinar la opinión” de profesores de física, agrega que emplean “herramientas de recolección de datos cualitativos y cuantitativos adscritos a la metodología de estudios de caso ”. Precisamente, en el propio resumen menciona que emplean métodos de investigación propios de los estudios de caso, además que la muestra del trabajo es homogénea respecto a una característica (64 docentes de física de Turquía). Por lo tanto, estamos ante un trabajo científico de un estudio de caso .
En muchos casos, el resumen puede contener datos contextuales, una breve introducción o unas anotaciones sobre el marco teórico del tema que se estudia. Es lógico que, si no se está acostumbrado a trabajar con estos documentos, alguien se pierda entre tanto texto. Un truco es buscar en el resumen los pronombres de primera del plural (“we”, en inglés; o conjugaciones en español como “hemos, estudiamos, valoramos, experimentamos”) que ofrecen, normalmente, indicaciones directas sobre qué se ha hecho exactamente.
Más allá del resumen, existen otros aspectos que pueden darnos pistas sobre si estamos ante un trabajo científico riguroso: la declaración de conflictos de intereses y las limitaciones del estudio . Un artículo riguroso y serio hablará honestamente y con claridad de ambos aspectos, aunque a veces hay que rebuscar en las últimas páginas de la investigación publicada.
El primero destaca aquellas situaciones de los autores del texto en las que podría haber influido —aunque sea de manera involuntaria— en los resultados del trabajo. Por ejemplo: una investigadora realiza un estudio sobre el impacto ambiental de un fármaco, y en el apartado de conflictos de intereses declara haber recibido dinero de la farmacéutica que lo comercializa por un congreso patrocinado al que asistió.
En las limitaciones , las y los autores del trabajo reflexionan brevemente sobre cuáles han sido los problemas que ha tenido el estudio, como aspectos que no han sabido medir, resultados que quizá no son extrapolables a toda la población o metodologías que cuentan con sus propias limitaciones. Algunas de las más repetidas son que los estudios observacionales no sirven para establecer causas o que las correlaciones que se encuentran en la investigación pueden no reflejar causalidad .
El trabajo científico más sólido de la década se puede quedar en papel mojado si no pasa por un proceso vital en la construcción de la ciencia: la revisión . Volcar los resultados de estudios, experimentos y análisis en un artículo no basta para ser digno de ser publicado en una revista, que es el último paso para archivar el conocimiento y compartirlo con toda la humanidad.
El estándar de la revisión en el conocimiento recibe un nombre que mencionamos habitualmente en los desmentidos científicos: revisión por pares o peer-review . Cuando un equipo quiere publicar algo en una revista científica, envía un primer manuscrito (conocido también como preprint ) a la revista en cuestión. El equipo editorial de la revista decide entonces echar un vistazo al texto y se lo envía a otros investigadores e investigadoras del mundo que compartan campo de conocimiento y no guarden relación de interés con el equipo que ha creado el manuscrito.
Así, estos investigadores actúan como revisores del trabajo original y pueden solicitar cambios en el texto, bien para que se entienda mejor o para que las conclusiones se expliquen de manera más precisa (lo que implica, en muchos casos, rebajar las expectativas del manuscrito original). Por supuesto, también pueden valorar negativamente el trabajo y devolverlo para que se rehaga o que se descarte por parte de la revista.
Es un poco más complicado saber si una publicación ha sido revisada por pares o no . Un indicio es fijarnos en la información adicional de un artículo, donde puede indicarse fecha de publicación pero también fecha de recepción, de revisión y de aceptación. También es posible consultar en el apartado “ sobre nosotros ” o “about” de la revista donde se publica, que indicará si sus artículos pasan una revisión por pares (las más rigurosas y de mejor calidad la tienen). Por norma general, los artículos de opinión y editoriales no son publicaciones que requieran revisión por pares, aunque sí adjuntan literatura científica que sustenta su punto de vista.
Es posible que entre que un equipo envía a revisión un trabajo y acabe por aceptarse y publicarse pase un tiempo considerable —de semanas a meses—. Así, los primeros manuscritos de estas investigaciones pueden encontrarse en repositorios de preprints : espacios donde se guarda la primera versión del trabajo científico, a la espera de que sean revisados y publicados. Aquí compartimos una lista de Wikipedia con los principales repositorios y las condiciones para poder publicar en ellos.
Un debate muy interesante relacionado con estos repositorios existió durante los primeros meses de la pandemia de coronavirus en 2020. ¿Puede la sociedad esperar a que el conocimiento científico que se esté generando sobre el SARS-CoV-2 se termine de revisar? ¿Está justificado emplear estos preprints para ir dando pistas de qué se sabe sobre el patógeno y su enfermedad? Jesús Méndez, periodista de ciencia y exinvestigador de la epigenética del cáncer, publicó en Agencia SINC un artículo sobre esto, que republicamos en Maldita.es .
Por supuesto, hemos desmentido bulos científicos que han empleado preprints que nunca pasaron el corte de revisión porque, en ocasiones, no se sostienen con evidencias científicas sólidas, como un preprint que coló como “estudio” para algunos medios para hablar de civilizaciones extraterrestres hostiles o el manuscrito que afirmaba que el riesgo de miocarditis en adolescentes vacunados frente a la COVID-19 es mayor que el de hospitalización por COVID-19.
Relacionado con el proceso de revisión —más bien, con la ausencia de él— está el fenómeno de las revistas científicas predatorias : publicaciones de muy baja calidad académica que convencen/engañan a los equipos de investigación para que envíen sus manuscritos y sean publicados sin apenas filtros ni revisiones. Al mismo tiempo, la revista suele manipular sus datos (visitas, cuántas veces suelen compartirse los artículos, citan un comité editorial falso o inexistente) para incentivar que más equipos envíen sus manuscritos.
Existe una lista de potenciales revistas predatorias que se puede consultar en esta página . No obstante, algunas publicaciones que se encuentran en esta lista niegan que se consideren predatorias o de baja calidad académica y han emprendido acciones legales contra el creador de esta lista.
Aquí compartimos algunos repositorios y directorios de artículos científicos que usan los compañeros de Maldita Ciencia.
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