La belleza tiene muchas caras - Revista Continente

2022-10-22 19:44:39 By : Mr. Robert Du

Haga clic al lado para ver el resumen del nuevo CONTINENTE.Filósofo de Río de Janeiro analiza la polarización política en Brasil y la crisis democrática mundialArtista presta su cuerpo y la fuerza de sus gestos para refundar lugares de enunciaciónLa materia investiga los mecanismos que oprimen los cuerpos fuera de los estándares estéticos idealizadosEn 1769, el filósofo Daines Barrington atestiguó el genio del compositor austriaco en la infancia.Exposición en el Masp reúne 400 obras en una revisión de narrativas de identidad nacionalUna conversación sobre literatura y afectos con los escritores Morgana Kretzmann y Paulo Scott'RRR: Revolt, Rebellion, Revolution' ofrece al público todo lo que esperarías de una película de palomitas de maízPresentado ahora en el 'Festival de Venecia', el largometraje aborda la condena de los militares en la dictaduraEl libro, en edición bilingüe, 'Fala shorts', de la escritora, traductora y docente canadienseCepe Editora publica 'Los Guerreros de la Esperanza', libro de perfiles de Aluízio FalcãoCaricatura de Cecilia RamosTEXTO ERIKA MUNIZ ILUSTRACIONES FLÁVIA BONFIMFlavia Bonfim Ilustración[liberado para degustación durante 48h |edición262 |octubre 2022]Suscríbete a Continente En mayo de este año, entre movimientos para ver publicaciones recientes en Instagram, me encontré con un video de la actriz y directora de Río de Janeiro, Andréa Beltrão.Intérprete de grandes personajes, tanto en la televisión como en el escenario, reprodujo en la red un mensaje que alguna vez había escuchado: “¡Wow, Andréa!¿Tienes 58 años?¡Pero te ves genial!”En una palabrita ahí, en lo que parecía un simple cumplido, se le escapó un discurso casi implícito, que ella se encargó de desvelar: “Este 'pero' lleva un prejuicio gigante con la edad, aunque la intención sea buena.Mira, un cumplido con un 'pero' no es un cumplido.Tengo 58 años y me va muy bien;Tengo 58 años y estoy lleno de energía;Tengo 58 años y me siento de maravilla”.Ese mismo mes, la influencer digital tejana Golloria (@golloria) publicó uno de sus videos probándose productos de maquillaje.En él, prueba bases de las principales marcas disponibles en el mercado para tonos de piel negra.En cuestión de segundos, su demostración muestra lo lejos que están varias empresas de la industria de la belleza de contemplar la pluralidad de tonos de piel negra.Solo dos marcas presentaron tonos referentes a la piel de Golloria.El cantante carioca Jojo Todynho participó del concurso de talentos Dança dos Famosos, de la Rede Globo, en abril.Inmediatamente después de una de sus presentaciones, comentó que parte del público había estado tomando notas en internet sobre su peso y cómo repercutía en su confianza en sí misma: “El primer día de ensayo lloré, porque a veces sabotearme y leer comentarios.La gente hace cualquier cosa para derribarme.'No lo lograrán'.Entonces, yo también estaba limitado, porque estoy muy por encima de mi peso, no me avergüenzo de ello.Estoy orgulloso de quién soy y todo lo que pueda hacer para mejorar, lo mejoraré”.Estos son solo algunos episodios recientes que muestran cómo los estándares estéticos idealizados pueden motivar, de diferentes maneras e intensidades, situaciones incómodas para las personas.De vez en cuando aparecen artistas internacionales o nacionales que tienen que lidiar con demandas, odios y comentarios discriminatorios dirigidos a sus cuerpos y sus actuaciones.Fácilmente podríamos citar ejemplos de otros tiempos en los que estos mecanismos de regulación también son evidentes.Y no solo con figuras mediatizadas, sino también en nuestras propias vidas.Dentro o fuera del entorno virtual, somos cada vez más interpelados por nuestras apariencias y actuaciones, que pueden cambiar con el tiempo, en la forma en que se estructura la sociedad y se lleva a cabo la comunicación.La forma en que las normas estéticas organizan los sectores económicos e industriales y la forma en que estas normas se materializan en nuestra vida cotidiana se presentan más allá del escaparate de las tiendas físicas y en línea de las empresas de cosméticos y ropa, y llegan también a nuestras experiencias cotidianas.“Los productos de embellecimiento extrapolaban los límites de los tocadores de señoras y caballeros, las estanterías de los supermercados y farmacias, las peluquerías, las guanteras de los coches y las clínicas de rejuvenecimiento.La belleza se ha convertido en un tema ambicioso y vasto, que exige un cuidado riguroso más allá de las partes físicas más expuestas a los ojos de los demás”, escribe, en História da Beleza no Brasil (2014), la historiadora y profesora de la PUC-SP Denise Bernuzzi de Sant' anaY el país ocupa un “lugar destacado en este lucrativo negocio, convirtiéndose en uno de los campeones en el ranking mundial de cirugías plásticas, en el consumo de cosméticos y supresores del apetito.Basta una consulta a la prensa y las estadísticas de diferentes organismos de investigación para comprobarlo”, apunta en la publicación.En la actualidad, la escala de lo socialmente entendido como bello o bello –es decir, dentro de los estándares estéticos imperantes– también modera filtros que modifican virtualmente las formas de los rostros, las texturas y los tonos de piel;además de poder simular trucos de maquillaje, atenuar o borrar rasgos de identidad y fenotípicos de los usuarios de las plataformas.Al contrario de impulsar la pluralidad, lo que a menudo vemos es una tendencia a que las imágenes de rostros y cuerpos vayan en una dirección, como si solo hubiera un tipo de belleza posible.Entre los contenidos que se encuentran en las aplicaciones, por ejemplo, cada vez somos más interrumpidos por anuncios, varios de ellos que ofrecen intervenciones estéticas, productos cosméticos y programas de ejercicio y alimentación destinados a la pérdida de peso.La terapeuta nutricional especializada en trastornos alimentarios Ellen Cocino, que trabaja en Recife, presta atención a la necesidad de entender la belleza como “una construcción histórica y social”.“Con el tiempo y lo que ha pasado, los ideales de los cuerpos han cambiado de diferentes maneras, de acuerdo a los cambios de la sociedad, de lo que hemos ido provocando lo bello.Porque nacemos sin este concepto de lo bello, estamos condicionados, según lo que experimentamos.Un cuerpo delgado o un cuerpo musculoso no siempre fue visto como regla (de belleza)”, señala, en entrevista con Continente.En su perfil de Instagram, Ellen comparte contenido producido a partir de una lectura cultural y social de la alimentación, además de presentar reflexiones sobre el comportamiento, los trastornos alimentarios y, entre otros temas, la forma en que los estándares de belleza idealizados suelen materializarse en nuestros días.“Con esta búsqueda por alcanzar estándares estéticos, podemos tener como resultado problemas psíquicos y físicos”, dice, y agrega: “Más que la apariencia, necesitamos entender dónde habitan y se representan estos cuerpos femeninos”.La pregunta que queda es: ¿por qué algunos cuerpos tienden a ser más contemplados que otros, ya sea con respecto a los productos en general o con respecto a las representaciones en diferentes medios?¿Por qué a algunas personas les resulta más fácil que a otras encontrar artículos de maquillaje o ropa que les brinde más comodidad o identificación?¿Qué significaría ese “buen aspecto”, que aparece como uno de los requisitos en algunos anuncios de trabajo que están en contacto directo con el público?Con respecto a las tecnologías digitales, ¿los algoritmos de los motores de búsqueda y de las redes sociales funcionan por igual en relación con el contenido de diferentes comunidades, personas e ideas?En todos estos temas, que de una forma u otra cosen nuestros días, las apariencias casi engañan, pero están ahí, regulando y catalogando una determinada funcionalidad de nuestra sociedad.Dejando el entorno virtual por soportes más tradicionales, los llamados cánones de belleza también aparecen en el tejido de las obras literarias.Algunas de las narrativas muestran en sus tramas cómo estas medidas normativas pueden interferir en la construcción de la percepción sobre sí mismos y los demás, sobre el amor propio o sobre la forma en que la sociedad suele tratar e interferir en estos procesos.En The Bluest Eye (1970), la escritora Toni Morrison teje una historia de un entorno familiar afroamericano, a partir de la vida de Pecola Breedlove, una niña negra que soñaba con tener una belleza de “ojos azules”.En la obra, el autor teje profundas reflexiones sobre cómo los valores estéticos eurocéntricos son capaces de generar dolor y angustia.En la novela A gorda (2016), la mozambiqueña Isabela Figueiredo presenta, a través de la protagonista Maria Luísa, una narrativa construida en torno a las subjetividades, vivencias y procesos de socialización vividos por una mujer gorda, luego de su pérdida de peso a causa de una gastrectomía.En el libro Meu crespo é de rainha (1999), de la escritora y activista estadounidense bell hooks, la poesía rimada construye imágenes que promueven la exaltación de la belleza negra, a partir de la diversidad del cabello afro, para los niños.El fortalecimiento del amor propio, por cierto, es un tema planteado por bell hooks en otra de sus publicaciones traducida en Brasil.“Cuando logramos vernos como realmente somos, y aceptarnos, construimos las bases necesarias para el amor propio”, escribe el autor, en Tudo sobre o amor (2021).A pesar de reconocer la importancia del sentimiento que para ella es “la base de nuestra práctica amorosa”, la formación del amor propio dista mucho de ser sencilla: “No es una tarea fácil amarse a uno mismo.Los axiomas simples que hacen que el amor propio suene fácil solo empeoran las cosas.Llevan a muchas personas a preguntarse por qué permanecen atrapadas en sentimientos de baja autoestima y odio a sí mismas cuando es tan fácil amarse a uno mismo”.Si bien muchas veces, a lo largo de la historia, la relación entre belleza y arte se ha presentado de manera “ambigua”, como indica el escritor y lingüista italiano Umberto Eco, en Historia de la belleza (2016), el campo artístico es uno de los entornos de construcción del imaginario en torno al cual se entiende socialmente la belleza, sirviendo tanto para cuestionarla como para cristalizarla.Llena de imágenes de pinturas, esculturas y fotografías que datan de diferentes períodos, la publicación – que, como História da Ugliura (Eco, 2014), es uno de los cánones en este tema – no pretende ser un libro de historia. del arte, sino un libro de historia de la belleza.“¿Por qué entonces esta historia de la belleza está documentada casi siempre a través de obras de arte?Porque fueron los artistas, los novelistas, quienes nos dijeron a través de los siglos lo que consideraban bello y quienes nos dejaron sus ejemplos”, escribe Eco.Acercar el campo artístico –pero no limitarse a él– a pensar los estándares de belleza imperantes es una forma de producir reflexiones sobre cómo esas normas reguladoras configuran las relaciones con la materialidad de nuestros cuerpos en el mundo.Es importante señalar, sin embargo, como lo anticipa el propio autor, que las representaciones de las “bellezas” traidas a lo largo de las más de 400 páginas de la publicación se encuentran dentro de los ideales de belleza de la cultura colonialista, no presentando ejemplos de otras percepciones de la misma. mundo, por más allá de los de occidente.Esto, por cierto, es algo frecuente en gran parte de la bibliografía hegemónica sobre este y otros temas, tanto en cuanto al alcance geopolítico que se presenta en la obra, como en relación a la forma en que otras narrativas y sus modos de percibir el mundo se suelen presentar.Aun así, traerlo permite observar cómo estos modus fabrican borraduras y la idea de neutralidad en relación con otras experiencias que quedan fuera de la historiografía.En otro momento de la obra, Umberto Eco destaca que “la belleza nunca fue algo absoluto e inmutable”.Hay quienes la entienden como un lugar de encuentro con lo divino, pero -mucho más que eso- la belleza es un territorio político y social, que refleja hechos históricos, participando en la construcción de imaginarios referenciados a cada época.Si bien los estándares estéticos sufren cambios a lo largo del tiempo, es visible que algunos aspectos también permanecen cristalizados, mostrando que ciertas normas atraviesan temporalidades.Por más que parezca, los valores que determinan lo bello y bello en nuestra sociedad no son naturales, sino que se naturalizan constantemente.La forma en que todos y cada uno se relaciona con las demandas predeterminadas por la sociedad en cuanto a la apariencia, qué impulsos provocan decisiones en cuanto a modificaciones corporales, y de qué manera la sociedad reitera imperativos de prácticas de reafirmación de la belleza, son algunas de las cuestiones que merecen ser reflexionadas. el tema.“¿Cuáles son los estándares de belleza actuales?¿Qué mujeres vemos representando lo que la sociedad dice que es belleza?Generalmente son todas aquellas que no son negras, que no son mujeres trans, que no son indígenas y varias otras experiencias de ser mujer”, destaca Lilian Alves Machado, psicoterapeuta, socióloga, estudiante de maestría y doctorado en Psicología Clínica de la Unicap. , en entrevista con Continente .La investigadora cearense defiende la necesidad de que el tema de la belleza sea analizado desde una perspectiva interseccional.Es decir, atravesada por categorías como raza, clase social, género, orientación sexual, grupo de edad y otras.Desarrollada a partir de los saberes y experiencias de las mujeres negras, la interseccionalidad es, en palabras de Lilian, un "marco espiritual", y ha sido utilizada más allá de los muros de la academia, ampliando la comprensión crítica de diversos temas hacia una mayor "complejidad del mundo". personas y experiencias humanas”, tal como lo definen las profesoras Patricia Hill Collins y Sirma Bilge, en el libro Intersectionalidade (2021).“Todo proceso normativo naturaliza un espacio.Típicamente, este espacio es un espacio de poder.Sea él en relación con el masculino;ya sea en relación con la blancura;ya sea en la identidad de género, en relación a lo cis femenino, a la cisnormatividad”, afirma Fernanda Capibaribe, fotógrafa, profesora del Departamento de Comunicación de la Universidad Federal de Pernambuco, investigadora de género e imagen, quien dice cuestionar siempre el lugar de el cis femenino en una sociedad cis-heteronormativa como la nuestra.Estos interrogantes se debieron a la percepción de que los signos estéticos asociados socialmente a la feminidad conducen a una posición de subalternidad y objetivación de este femenino.Se fija en la importancia de no limitarse a la cisnormatividad tampoco cuando se habla de femenino.“Nosotras, como mujeres cis – pero también para las mujeres trans y para la condición de lo femenino en general – el lugar de objetivación de lo femenino, en esta relación desigual (binaria) de roles de género, es tener que estar en el cuerpo que es aceptado como 'deseable'.El punto es que los estándares de belleza no están desprovistos de sistemas de poder, que están atravesados ​​por varias capas.El 'ser deseable' significa 'ser deseable para la mirada masculina', en una sociedad cis-heteronormativa.Y como tienes un cuerpo 'deseable', tienes que estar sujeto a la mirada del otro todo el tiempo”, explica Fernanda.En nuestra sociedad, reflexionando sobre los imperativos construidos desde la infancia, es posible percibir que el imaginario asociado a la feminidad va desde el cuidado del otro hasta el cuidado de ti, especialmente en relación a tu apariencia.“Lo masculino se basa en ser aventurero, agresivo, enfrentar las cosas.Si tomamos esto de los anuncios para niños, ¿qué son los 'juguetes para niños'?Coche, velocidad, lucha.¿Y la hembra?casera, pasiva, cuidadora.Muñeca, cambia pañal.Hasta cuando hay una gasolinera para chicas, ella está rosada y está en el centro comercial, porque necesita estar bonita 'para cuando llegue su marido'.Esta construcción cisnormativa binaria es nefasta, porque reproduce descaradamente los lugares de poder.Quién puede y quién no.¿Quién tiene el visto bueno para ser violento?¿Quién debería estar cuidando?¿Quién tiene deberes?¿Y quién tiene derechos en ese proceso?”, apunta la investigadora bahiana, en entrevista con Continente.Los estándares son normas.Y comprender cómo se inscriben y materializan muestra cómo se estructura el mundo, además de desacostumbrar la regencia de estas reglas.Para hablar de los estándares de belleza actualmente vigentes, es necesario señalar el proceso de colonización que circunscribe a la sociedad brasileña.“Para hablar de belleza, necesitamos hablar de capitalismo.Para hablar del capitalismo, éste sólo se sostiene a causa de la colonización.Cuándo vamos a pensar, por ejemplo, desde el (psiquiatra e intelectual martiniano) Frantz Fanon, tanto en Pele Negra, Máscaras blancas (1952), como en Los condenados de la tierra (1961), y en Alienação e Liberdade (2015) ), veremos que su punto de partida, y también su comprensión, solo es posible a partir del colonialismo, que es un proceso de racialización, categorización de las razas e implementación del racismo”, explica Lilian Alves Machado, quien forma parte del Instituto Nacional Articulación de Psicólogos e Investigadores Negros.Por lo tanto, es necesario reflexionar sobre los estándares de belleza basados ​​en la dinámica del sistema capitalista.La publicidad, la industria y el mercado de productos de belleza encuentran, en Brasil, como sabemos, un gran público consumidor.Para ilustrar en números, la Asociación Brasileña de la Industria de Higiene Personal, Perfumería y Cosméticos (Abihpec) registra que el país ocupa el cuarto mayor mercado consumidor de productos cosméticos en el mundo, moviendo cerca de US$ 23.738 mil millones, entre 2020 y 2021.En cuanto a las intervenciones estéticas, Brasil también está entre los líderes, solo detrás de Estados Unidos.Para que se den una idea, según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS), en el 2020 se realizaron un total de 1.929.359 procedimientos quirúrgicos y no quirúrgicos en el país. Entre los procedimientos quirúrgicos más buscados se encuentran la liposucción, el aumento de senos y cirugía de párpado.Pero, en las intervenciones no quirúrgicas, la toxina botulínica -el famoso botox- y los rellenos con ácido hialurónico son los que cada vez están encontrando más adeptos, sobre todo con la gran demanda, en los últimos años, de armonización facial.La mayoría de las razones para realizar procedimientos de belleza son estéticas (60,3%), mientras que los reparadores representan un porcentaje mucho menor (39,7%), según datos de la Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica (SBPC) .La mayoría de los tratamientos son pagados de forma privada (61,6%), pero también están los asistidos por planes de salud (18,1%) y por el Sistema Único de Salud – SUS (2,2%).Y las edades entre 19 y 35 años (34,7%) y de 36 a 50 años (36,3%) son las que más se someten a procedimientos estéticos en relación a otros grupos de edad.La búsqueda de lo que se considera cuidado para adaptarse a ciertos estándares de belleza mueve la economía brasileña y hoy está fuertemente influenciada por las redes sociales, modulando deseos, gustos y consumos de gran parte de la población del país.Por lo tanto, también es importante una mirada a cómo los marcadores de clase social cruzan este tema.Después de todo, es probable que los procedimientos estéticos o productos específicos en el área no encajen en el presupuesto de la mayoría de la sociedad, especialmente con la desigualdad en aumento en esta pospandemia y los indicadores de ingresos medios de los brasileños en declive.La mayoría de los procedimientos no quirúrgicos más simples suelen costar valores de tres dígitos y más.Y, en los casos quirúrgicos, este número de dígitos tiende a aumentar.Aun así, debido a la alta demanda de los brasileños por servicios en el campo de la estética, una salida encontrada por los interesados ​​en realizarlos, pero que no tienen un descanso en sus ingresos, es la adhesión a los préstamos que son ofrecidos por los bancos. con fines estéticos.Según la última edición del Índice de Préstamos FinanZero (IFE), informe puesto a disposición por fintech que analiza el comportamiento del consumidor brasileño, en mayo de 2022, un total de 4,5% de los encuestados tiene la intención de solicitar créditos con el objetivo de realizar trámites en el área de belleza.La dermatóloga y miembro de la Sociedad Brasileña de Dermatología, Emília Almeida, atiende pacientes de todas las edades en Recife.En cuanto a los tratamientos estéticos, sin embargo, la mayor demanda proviene de los grupos de edad más jóvenes.“El tema de los filtros (de las redes sociales) acaba cambiando mucho el objetivo y la perspectiva de cómo nos vemos.No estoy totalmente en contra del uso de filtros, pero ha pasado que los pacientes vienen con una foto de ellos mismos usando un filtro para decir que querían seguir así.Terminamos teniendo que hacer un trabajo educativo en la oficina para explicar que la imagen del filtro es irreal, porque esa piel sin poros, sin líneas, sin transiciones, no existe.Me doy cuenta de que esto es más fuerte en las generaciones más jóvenes que realmente han tenido una educación en el mundo digital.Incluso porque su visión sobre los estándares de belleza también la forman influencers digitales que se someten a muchos procedimientos, que usan muchos filtros y que usan Photoshop”, dice la doctora, en una entrevista con nosotros.La doctora Emília Almeida también destaca que, luego del aislamiento social por la pandemia de la Covid-19, creció la demanda de tratamientos estéticos en su consultorio.“Aparentemente, la gente se miraba más en ese momento, usaba más las redes sociales y usaba más la cámara.Notamos que, incluso con este tema de las reuniones en línea, de personas en la oficina en casa, comenzaron a observarse más y algunos trámites comenzaron a ser más solicitados”, relata.Sin embargo, para quien esté pensando en realizar algún tratamiento, enfatiza la importancia de elegir un profesional calificado en el área, que tenga un conocimiento técnico profundo, para que el proceso se lleve a cabo de manera segura.“Nosotros, primero que nada, necesitamos estar con un profesional que sea capaz de hacer un diagnóstico correcto para elegir y realizar el tratamiento de la manera correcta y también porque todo procedimiento puede tener algún tipo de complicación, entonces lo ideal es tenerlo. con un profesional que sabrá conducir con tranquilidad y que no dañará al paciente.”A través de diferentes formas de actuar, el campo profesional de la belleza forma parte de la historia de muchos artistas.Gabriela Barros, de Pernambuco, una de las creadoras del proyecto #segundasemfiltro –en el que ella y algunos seguidores compartían selfies en Instagram, los lunes, sin usar ninguno de los filtros de la plataforma–, se percata de la influencia de estos recursos de imagen también en relación a maquillaje. .“A veces olvidamos que tenemos poros, olvidamos que tenemos líneas y el maquillaje no es algo que reduzca los poros, claro que hasta puede disimularlos un poco.A veces la gente espera que el maquillaje haga lo mismo que un filtro, pero no es así, es algo palpable y tu piel es real.Ella sudará, tendrá poros, sonreirás, abrazarás a la gente.Por supuesto que el maquillaje no lo diluirá, pero está vivo, tu piel está viva.La vida real no es como Instagram y eso está bien”, señala Gabriela.Natália Brown, maquilladora profesional y artista de Pernambuco, tiene 10 años de historia trabajando en el campo de la belleza.A partir de un curso profesional que ofrecía el Senac, pasó el encuentro con lo que sería su oficio.“Hoy es mi fuente de ingresos.Sigo trabajando en el área y descubrí otras posibilidades como maquilladora, trabajando con la autoestima de las mujeres negras.Incluso dentro de mi familia le traigo esta perspectiva de belleza y empoderamiento a mi madre.Soy la primera persona en la familia que ama mi cabello rizado, que ama mi estética.Le traigo esas perspectivas y espero hacer lo mismo con mi hijo;Ya quiero trabajar ese empoderamiento con él”, dice la madre de Zuri, que tiene siete meses.Creadora de Estúdio Brown, Natália dice que el concepto del estudio es utilizar el maquillaje como herramienta de expresión artística, con el objetivo de fortalecer la belleza de las mujeres negras y transmitir el conocimiento desarrollado por ella a las personas interesadas en estudiar y trabajar “en ese proceso .realce de la belleza negra”.“Rescato a mi hijo y quiero rescatar a los hijos de mujeres que también tuvieron heridos a sus hijos, que no tuvieron su autoestima y belleza alabada desde un principio.Hoy, al tener un hijo, sé la importancia de esto, de criar hijos antirracistas y entender este proceso estético y diverso de las personas, de la manera más respetuosa posible y de ver la belleza en la diversidad, que es donde está”, señaló. agrega.En cuanto al mercado de maquillaje actual en Brasil, su percepción es que, aunque el precio se volvió más accesible en los últimos años, las empresas todavía necesitan aumentar la pluralidad de tonos para atender al público.Nacida en São Gonçalo (RJ), la estilista Cláudia Fernandes se especializa en cabellos rizados y rizados, trabajando con cortes y cuidados del cabello en un salón ubicado en el sur de Río de Janeiro.Cláudia dice que, de niña, siempre estuvo interesada en el cabello, ya que le gustaba peinar a los miembros de su familia.A los 18 años decidió hacer un curso de especialización en el área y, desde entonces, “la profesión me eligió a mí”, dice.“Hoy en día, no solo trabajo con cabello rizado y rizado, sino también con cabello lacio.Estoy en un lugar donde pocas personas son expertas en rizos y rizos y yo de usar mi pelo, de usar mi estilo, ya tengo ese referente.Fue mi experiencia y la de mis tres hijos, convivir, conocerme, conocer mi verdadera identidad, mirar lo impuesto en la norma (estética) y mirarme a mí misma que quería ser yo misma.No puedo cambiar mi imagen.Fue todo un movimiento”, apunta.En sus redes sociales, Cláudia comparte tips de productos de belleza, referencias de moda, un poco del día a día en el salón, además de algunos de los trabajos que realiza.“A menudo digo que la transición del cabello no es solo un cambio en la textura del cabello, es una transición de adentro hacia afuera.Eres tú mirándote y reconociéndote.La transición capilar es para salir de la estética impuesta de 'un pelo liso es un pelo bonito', que mucha gente ha venido utilizando.También me alisé el pelo durante mucho tiempo, pero eso es porque vengo de una crianza.La gente dice: 'Oh, el pelo rizado está de moda'.No es moda, es identidad.Se puede cambiar con herramientas que tenemos en el mundo de la belleza, pero lo que es identidad, lo que es de dentro, no se puede cambiar”, dice la profesional.“No solo la transición del pelo liso al pelo rizado o rizado, sino también a la mujer que quiere dejarse el pelo blanco, que quiere dejar de teñirse el pelo teñido durante muchos años.Yo también tengo clientes así.Va mucho más allá de coger el secador, el difusor y definir tu cabello, se trata de definirte y conocerte a ti misma, en busca de tu identidad.También tengo clientes que pasaron por la transición y luego se enderezaron nuevamente.es una elecciónLa mujer tiene ese poder de elegir.Pero reconocer tu identidad es muy importante porque también puedes transmitirla al mundo”, agrega.Brenda Bazante es peluquera profesional, artista e investigadora con Maestría en Artes Visuales por la UFPE/UFPB, actuando en el campo de la belleza hace más de 15 años.“El (área de) la belleza era uno de los caminos, porque ya me interesaba y era agradable estar segura por mi transición de género”, dice ella, quien es empresaria de Brenda Bazante Hair Studio, ubicada en Recife, donde ella trabaja exclusivamente con clientes en base a referencias de amigos.A juicio de Brenda, la formación de los profesionales en el campo de la belleza -específicamente en la parte enfocada al cabello- debe ser continua, tanto por los cambios en cuanto a las técnicas, que están en constante diálogo con lo desarrollado por la industria cosmética. , así como los conocimientos adquiridos sobre nuevos productos y sus diferentes usos.“Tuve el privilegio de tener acceso a academias internacionales que venían de Europa, de Estados Unidos hasta aquí, porque hasta entonces la gente tenía que ir a estos países.Mi llegada al área del cabello fue, primero, como una pasión, porque siempre me gustó el universo de la belleza, juguetear con el cabello de mis hermanas, mirar el cabello de las mujeres que me rodeaban y de los hombres también, tratando de entender cómo esos cabellos componían esas miradas;pero también como un lugar seguro para estar profesionalmente”, dice Brenda, sobre su formación y el inicio de su carrera profesional.Dice que su mirada sensible a las artes visuales siempre ha estado presente y es llevada a la creación en su trabajo del cabello, así como su creación en las artes visuales está atravesada por lo que desarrolla en el campo de la belleza.“Entiendo que las artes visuales, como área de conocimiento que se ocupa de la plástica, de lo visual, de la materialidad o del movimiento en el cuerpo, en el sentido de la performance, tiene una relación muy directa con el tema de la belleza, y el cabello principalmente.¿No estaríamos trabajando una escultura tallada cuando cortamos un cabello?¿No estaríamos trabajando en la pintura cuando nos tiñemos el cabello?¿No estaríamos trabajando en el modelado cuando hacemos un peinado?Entonces, pensando en estas relaciones entre lenguajes y técnicas, y acercándolas al universo de la belleza, entiendo que hay una relación muy específica entre mi profesión con la belleza y mi trabajo con las artes visuales”, reflexiona.Según el artista, las tendencias estéticas que antes delimitaban lo asociado a la belleza ahora están dando paso a una “estética más personal”, basada en lecturas más críticas de estos imperativos.